lunes, 20 de enero de 2020

Viejo colchón

Viejo colchón

Quería pasar contigo
un tercio de toda mi vida
y que fueras el lugar
en el que se terminaría

Tu esqueleto de acero
me recuerda al hormigón,
con esa arena de espuma
y en vez de frio, calor.

Eras mi cuna de sueños,
mesa de mis pesadillas
y testigo de las explosiones
de mi pasión reprimida.

Las opacas nubes manta
daban refugio a tu extensión
transformándome en una especie
de perezoso o lirón.

En tu paz horizontal
y en tu corteza mullida
arrojaba yo mis huesos
y cargaba mi batería.

Has sido mi compañero
en momentos de dolor
y han brotado en tu suelo
instantes de inspiración.

A ella la disfrute despierta
y la creía solo mía
pero la compartía contigo
mientras estaba dormida.

Te he tatuado mi cuerpo
como marca de prisión
por tenerte encarcelado
dentro de mi habitación.

No me salvaste del fracaso
ni amortiguaste mis caídas
pero me ofreciste descanso
hasta el final de tus días.

Tu hermana la almohada
recolectaba mis mejillas
mientras cargabas tu espalda
con el peso de mis costillas.

Nunca te he valorado
ni te he prestado atención,
más hoy levanto mi mano
para brindarte un adiós.

La tristeza acolchada
enmudece tu partida.
Me acurruco en tu fantasma
arropando despedidas.

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