viernes, 14 de febrero de 2020

Siestas estrujadas

Siestas estrujadas

Nuestras miradas se sonrojan al cruzarse en la lujuria.
Nuestros olores se enzarzan en una frenética lucha.
El bello se nos acentúa sobre nuestra piel esdrújula.
Nos asedia un hechizo que a los sentidos perturba.
Se desparraman mis sesos sobre tus carnes desnudas.
Acabo perdiendo el control al tomar todas tus curvas.
Tu belleza rompe mis tímpanos de tanto como retumba.
Mi ropa se tira al vacío, se suicida por inmunda.
Me quedo rígido y afilado como una espada sin funda.
Te acercas mordiendo curiosidad como si fueras mi alumna.
La sangre quiere salirse de nuestras almas que sudan.
Tu dedo gira en mi espalda como un compas de aguja.
Las miradas se hacen gestos que en caricias se acumulan.
Las caricias palpitan fuerte por los latidos que las empujan.
Alteras a mis hormonas como a animales de jungla.
Nos bordamos el amor suturando la ternura
en un encaje de miembros sin que se noten costuras.
Hemos usado el deseo para humillar a la censura.
He hurgado en tu herida, cicatriz que no se cura.
He caído muerto en tu campo sin que llegue a ser mi tumba.
Siembro mi éxtasis sobre tu tierra, semilla que te fecunda.
Nuestro castillo de besos de cansancio se derrumba.
Las siestas rezuman sexo cuando el tiempo las estruja.
Que se repitan por siempre o que no se acaben nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario